Proyecto del arquitecto mexicano Alejandro D’Acosta López, La Estación de Oficios del Porvenir hoy conocida como La Escuelita es un proyecto nacido en 1992, gracias al entusiasmo de un grupo de amigos enamorados de Ensenada que comparten, entre otras cosas, el quehacer del vino y sus elementos.
Surgió en el Valle de Guadalupe de una inquietud social y cultural, puesto que los cultivos son patrimonio de Ensenada y han estado presentes en la conciencia colectiva desde hace más de ciento veinte años. Además, los ires y venires de la economía de la frontera y del estado han conformado un caleidoscopio de diversidad de cultivos que se muestra sobre todo en los de la vid y el olivo.
El proyecto de La Estación de Oficios del Porvenir es un lugar de restauración de Oficios regionales que busca cultivar los elementos de esta zona con instalaciones sustentables. El edificio está diseñado desde el punto de vista de la autosustentabilidad, por ello, está hecho con desechos, lo que habla una responsabilidad implícita respecto de lo que se produce. Con este sentido, los materiales de reciclaje industrial están involucrados en el proceso constructivo. En Baja California, casi no se produce material de construcción, prácticamente todo se importa de otros lugares del país o bien del extranjero, entonces, el desplazamiento de cada material y su transformaciónson elementos que significan en todo el elemento arquitectónico. Considerando que el estado se sitúa junto a California, la región que produce más desechos en el mundo, Baja California posee una gran riqueza en basura. Hereda millones de toneladas de diferentes materiales y desechos que se convierten en una riquísima fuente de materia prima para desarrollar elementos constructivos. En La Estación se transformaron y se reutilizaron tales residuos en un reciclaje sin límite, admitiendo la basura que rodea este lugar.
El proyecto de La Estación de Oficios del Porvenir está pensado para evolucionar hacia un laboratorio de investigación integral, en donde la enología, la agricultura, los procesos agroindustriales y las culturas converjan en un sistema dinámico basado en los sólidos platónicos y expresan una identidad propia desde un punto de vista muy contemporáneo.
El laboratorio está en marcha, es un ente dinámico basado en la autoconstrucción, que cuenta con recursos propios. Como en las ciudades perdidas y las favelas del mundo, experimenta aprendiendo de las afueras de Tijuana, Río de Janeiro (Brasil), Ciudad Nezahualcóyotl (México), Ciudad Juárez (Chihuahua), Tampico (Tamaulipas), Petatlán (Guerrero), Salina Cruz (Oaxaca), Coatzacoalcos (Veracruz). Ciudades que con base en la nueva arquitectura vernácula del desecho y del imaginario popular imprimen al proyecto un sabor de modernidad que en el contexto actual hace lucir a la basura de dichas comunidades como parte del paisaje. El diseño busca dialogar con la problemática de la semiótica inserta en el origen de los materiales, considerados un pedazo tangible de historia, reciclar es trabajar con lo más profundo de la memoria.En La Estación de Oficios del Porvenir, la arquitectura se supedita a la función, dando a la forma un carácter contemporáneo del nuevo significado de la basura.
Resultado
El Espacio, antigua planta olivarera del poblado, ha sido adecuado desde una perspectiva de rescate, haciendo especial hincapié en lo preexistente, su reconstrucción entreteje los elementos del sitio acumulados en el tiempo, elementos que sirven para hacer, compartir, proponer y cuestionar. Al ser ordenados constructivamente en su lugar muestran su lado no sólo estético, sino también funcional. Desde el reciente redescubriemiento del Porvenir, se ha reconocido la importancia de la recuperación del viñedo, del olivar del valle, de sus Oficios y tradiciones. Al tomar el edificio, el compromiso ha sido la integración y dignificación del espacio. La idea motora sigue siendo obtener vino y aceite. El reto es promover los productos que se obtienen, sin olvidar los Oficios que conformaron el origen del sitio. Solo si este espacio alberga las actividades cotidianas, enriquecerá nuestra cultura, ofreciendo además un sitio atractivo y con identidad para los lugareños.
Hoy con La Estación de Oficios del Porvenir se cuenta con la posibilidad de apoyar a viticultores en el rescate de sus viñedos, gracias a que se ofrecen cursos cuyo fin es consolidar los Oficios tradicionales del valle. El objetivo es apoyar a productores potenciales en la concepción, diseño y entendimiento del vino. También se ofrecen vinos de alta expresión, ediciones personalizadas para especialistas, restauranteros y/o consumidores finales, con la finalidad de hacer relaciones comerciales. De igual forma se proponen productos propios a los seguidores de este proyecto.
Si quieren conocer más acerca del proyecto consulten el sitio del arquitecto mexicano Alejandro D’Acosta López.
Fuente y Fotos: Alejandro D’Acosta