Anteriormente ya les había compartido la primera parte de la Casa Luis Barragán debido a la extensión del tema hice dos partes para poder disfrutar de la áreas de esta casa que son magnificas 🙂
Patio de las ollas
Hacia al poniente, con un traslape de muros se encuentra una salida al lugar del trabajo. A través de un nicho articulado con una puerta rosa, se llega al patio de las ollas.
Entre muros altos y blancos se encuentra este pequeño lugar dedicado a la vegetación siempre fuerte y dramática como las enredaderas que se descuelgan de los muros y el agua. Una nueva puerta rosa que contrasta con los verdes del jardín.
Jardín
La primera versión del jardín tuvo extensiones de césped mayores, con un claro más grande frente al salón, en general con un carácter más domesticado.
La decisión de Luis Barragán para permitir un crecimiento con mayor libertad de todo el jardín da como resultado su estado actual: un jardín opulento y semisalvaje, donde la vegetación ha tomado por vida propia la mayor parte de las decisiones.
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El comedor y desayunador
La serie de ventanas en la planta baja pueden ser entendidas como maneras distintas de un mismo acto que es la contemplación del jardín.
La distinta dimensión de la ventana en el comedor convierte la visión del jardín en un cuadro algo más abstracto. Desde la perspectiva de quien se sienta en unos de los siete lugares a la mesa, logra desprender la vegetación del suelo para añadir un color más en la composición.
En el desayunador la ventana se eleva una vez más y ya no tiene una posición frontal franca. El jardín se presenta entonces como una fuga superior de la perspectiva, en un lugar, probablemente el más íntimo de la casa, donde hay que resguardar la mirada entre muros.
Tapanco y Habitaciones de Huéspedes
Ésta y las dos habitaciones del segundo nivel tienen como denominador común su espíritu monacal, no sólo por la economía de recursos con la que están resueltas, sino incluso por la selección del mobiliario y las texturas seleccionadas para los tapetes y los cubrecamas.
Luis Barragán era devoto franciscano, quien aprendió de su maestro espiritual a rodearse de pocas cosas para no distraer al espíritu y así vivir con ellas en el justo medio entre el desapego material y el profundo amor hacia las cosas que le sirven.
El tapanco se encuentra dentro del gran espacio del salón biblioteca por un muro que permite seguir con la vista el ritmo de la viguería.
Cuarto Blanco y Habitación Principal
En la habitación del arquitecto o la habitación de tarde o el cuarto blanco, la vista del jardín está reservada para este lugar donde no falta el arte sacro y los motivos ecuestres.
Junto a una pintura de la “Anunciación”, en la recámara principal, se puede también encontrar un pequeño objeto que no pocas veces disturba a los visitantes: un biombo de no más de 30 centímetros de alto, hecho de cartón, sobre el que se han montado las imágenes de una modelo de raza negra que se seleccionaron y cortaron en alguna revista de modas.
Vestidor o Cuarto del Cristo
El vestidor es la invitación a descubrir la terraza pasando a través de una hendidura vertical, un sólido de luz amarilla por el que apenas asoman tres escalones de madera cuyas dimensiones sugieren un ascenso meditativo, solitario.
Fuente y fotografías: La Casa Luis Barragán