Señor Barriga, ¡no me diga que ya vino por la renta!
Hay hormigas en la casa, ¡que paguen ellas también su parte!
Pero los domingos siempre los paso fuera.
Exijo un descuento por aguantar a la vecina de junto.
En la casa hay un fantasma.
Es más, usted me debe! Yo soy el que le estoy cuidando el departamento.
No voy a pagar por algo que no uso.
No es justo pagar entero el mes de febrero que sólo tiene 28 días.
Pero sólo lo uso por las noches.
Es que fíjese que el negocio ha estado muy mal, casi no ha pasado nadie por este local.
Perdone usted pero en mi empresa no me pagaron.
No se preocupe el siguiente mes me pongo al corriente.
Pero si su cuarto tiene mucha humedad, ya me enfermé, descuénteme lo del resfriado.
¡De mejores casas me han corrido!
Hagamos una cosa, le pago la mitad ahorita y pa’ la próxima quincena le “acompleto”.
Creatividad pura, fluye ingenio puro pero para los pretextos, no para las soluciones; y es que siendo sinceros el oficio de inventar excusas lo ejercemos desde pequeños, es un mal hábito adquirido para evadir nuestras responsabilidades o de alguna manera justificar nuestros incumplimientos y al parecer para el pago de la renta mucho más.
Últimamente me he topado en las redes sociales comentarios como: ¡Oh no! ya me acabé lo de la renta!, ¡es fin de mes y no tengo para la renta!, No tengo ni la mitad del dinero para pagar la renta, hay que ir al monte de piedad y llevar huevo frito para ver cuánto nos dan. ¿otra vez voy a hablar de responsabilidad? Para nada, sólo quiero sugerir tres cosas: reciprocidad, empatía y comprensión.
Yo creo que prestar un inmueble no es tan fácil, claro que estas obteniendo un pago a cambio, pero de cierto modo también arriendas tu confianza a un extraño, apuestas por que tu inmueble estará en buenas manos y que recibirás puntualmente tu pago; que ninguna de estas condiciones se cumpla en tiempo y forma ¡que frustración!. Hay que ser también comprensivos; las emergencias nunca faltan, despidos inesperados, enfermedades o acontecimientos que salen de nuestras manos deben estar previamente contempladas por el arrendatario. Por otro lado los inquilinos deben ser empáticos con sus arrendadores, también ellos tienen necesidades económicas; hay gente que se mantiene de sus rentas y le sacan provecho al único patrimonio que tienen. Debemos ser mejor administrados y ponernos en el lugar de nuestro beneficiario ¿te gustaría quedarte sin dinero por culpa de alguien más? Te invitamos a buscar programas de administración y finanzas personales, hay mucha información en internet y muchos cursos gratuitos.
Esperamos que ya no suceda otra vez lo de que el perro se comió lo de la renta 😀