Tener una sala confortable para estar, una cocina enorme para la reina de la casa, o un modesto jardín para relajarse, no se compara en importancia con tener una maravillosa recámara para dormir; y es que si hablamos de dormir hablamos de un tema muy serio.
El arte de descansar bien se ve fácil pero no lo es; cada vez que estamos exhaustos del trabajo creemos ser especialistas en materia de reposo y suponemos que llegar a nuestra recámara y perdernos entre las cobijas hasta el día siguiente es más que suficiente.
Dormir es una necesidad humana muy importante pero poco nos preocupamos por hacerlo bien. Hay personas que adoptan ciertas manías para descansar que son contraproducentes para la buena circulación de la sangre, para una correcta respiración o para mantener en buena posición los huesos y músculos.
Cada persona elige posturas diferentes: boca arriba, boca abajo o de ladito.
Si duermes boca arriba – necesitas una almohada firme que le de soporte a tu cuello y cabeza para que no amanezcas con ese dolor incómodo en nuca y hombros.
Si duermes boca abajo- tu almohada deberá ser suave, para que tu cabeza repose de forma natural.
Si duermes de ladito: tu almohada deberá alinear tu cabeza con la columna. Pero también una almohada suave que ayude a mantener tu circulación colocándola en medio de las piernas (a la altura de las rodillas)
Muchos afirman que duermen mejor sin almohada, pero, a la larga causará problemas de tensión en el cuello, hipertensión arterial o problemas en sus vértebras.
Lo ideal, según recomiendan los médicos, es dormir en una postura que recuerde ligeramente a cuando estamos de pie, para que las vértebras no sufran. La postura de lado es la más recomendable.
¡Dulces sueños!