Durante la tercera dinastía, el arquitecto Imhotep tuvo la genial idea de ir añadiendo pisos a la mastaba del faraón Djoser, hasta conseguir levantar una pirámide escalonada de 60 metros, para que su rey estuviera más cerca de ascender a los cielos, donde debía recibir audiencia de Ra, dios del sol y origen de la vida.
En 1992 un terremoto dañó la estructura, que hoy se ve más deteriorada que nunca, pese a los esfuerzos de los modernos restauradores por recuperarla, en las últimas obras para cuidar el monumento han contribuido a dañarlo más, al menos según un grupo de expertos que ha lanzado la alarma sobre su estado.
Un rústico entramado de andamios de madera reviste uno de los lados de la pirámide de Saqqara, que sin embargo no logra ocultar cómo el segundo de los niveles se está viniendo abajo. En los últimos años, los trabajos se han trasladado desde la cara contigua, donde una hilera de piedras pulidas más relucientes que las demás refuerza la base de adobe.
Los obreros contemporáneos no hacen sino reconstruir la gran obra de Imenhotep, considerado como el primer ingeniero de la historia. A este personaje, adorado incluso durante las últimas dinastías de la civilización egipcia, se le atribuye esta verdadera revolución en las construcciones funerarias. Bajo las órdenes del rey Zóser, Imenhotep.
En los últimos años, grupos de egiptólogos han denunciado el reemplazo de piedra nueva por la original. Algo que los trabajadores al servicio del Ministerio de Antigüedades tratan de desmentir o minimizar. El ingeniero Hasan Imam, que ha participado en la reconstrucción, sostiene que el monumento “está en un buen estado y sólo un nuevo terremoto podría provocar su derrumbe”.
Pero la polémica ha ido a más durante las últimas semanas, después de que varios colectivos que se dedican a preservar el patrimonio denunciaran que el mal estado actual de la pirámide se debe a la negligencia de la empresa que se encarga de la restauración.
Se pretende que las obras se terminen antes de finales del 2015 esto fue lo que anuncio el ministro de Antigüedades, Manduh al Damati.